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Fueron 90 minutos de máxima tensión y sufrimiento. El Candombero jugó gran parte con uno menos y sacó a relucir la garra que lo caracterizó por historia. Nuevamente mantenemos la categoría en esta instancia, y esperemos que sea la última.
La final estaba más que abierta. Luego del empate de hace una semana atrás en el estadio de Quilmes, y de acuerdo al desarrollo de aquel partido, se esperaba un encuentro duro, parejo y con chances para cualquiera de los dos equipos. La ventaja deportiva, que pertenecía a San Telmo, nuevamente jugó un papel preponderante en esta serie y ayudó para que el conjunto de Fito Della Picca se quede en la Primera B Metropolitana. Mucho público se acercó a Villa Crespo para alentar al Candombero, a pesar de ser un día laborable y un horario inaccesible.
Fueron dos choques muy similares, donde practicamente escasearon las ideas para generar juego, y donde abundo el roce y la pierna fuerte. Berazategui asustó primero con Pastor, que apareció sólo en diagonal dentro del área, pero su remate se fue cerca del palo izquierdo de Abraham. San Telmo logró emparejar el trámite y comenzó a dominar las acciones, pero jugando lejos del arco rival. La defensa empezaba a construir una muralla en el fondo, mientras que en el mediocampo Francés y Flores se las rebuscaban para destruir el circuito contrario. Sobre la recta final de la primera parte ocurrió una jugada que cambiaría el transcurso del partido. Barraza, de correcto arbitraje, pitó una falta sobre Lenci que pudo haber sido penal. Ante el pitazo del árbitro, tanto el delantero de Telmo como el defensor de Berazategui continuaron la jugada que culminó con violenta acción del jugador local ante la mirada del juez de línea. Expulsión y a mover las piezas para aguantar lo que quedaba de partido con uno menos. De ese tiro libre llegó el disparo de Demaldé, que Gonzalez sacó al corner. No hubo demasiado para destacar en los primeros 45 minutos.
En el complemento Telmo decididamente se replegó ante la adversidad numérica, dejando únicamente al Chucky Daolio como delantero. Así y todo, uno de los jugadores más importantes de este último torneo, fue una de las figuras complicando toda la tarde a la pesada defensa del conjunto de Zerrillo. Francés comenzó a ser aquel guerrero que se necesita en la mitad de cancha y cortó varios avances de Bera. Sever y Di Zeo intentaban con su buen manejo de pelota jugar lejos del arco propio, pero no alcanzaban la profundidad necesaria para crear peligro. Flores, de gran despliegue, clavó un zapatazo en el palo que le hubiese otorgado tranquilidad a las 3.000 personas que concurrieron al estadio de Atlanta. Berazategui era plena impotencia. Con un jugador más intentó solamente buscando con pelotazos sin destino. Sus delanteros se ganaron la medalla dorada en carrera de atletismo, ya que no pararon de correr, aunque de esos goles que tanto se habló que conviertieron durante la temporada ni novedades. Los minutos pasaban y la defensa de Telmo cada vez se hacía más grande, con cuatro indios enflechados que sacaban todo lo que pasaba por delante. Hasta que en tiempo cumplido el Naranja tuvo la situación más clara del año. Centro cruzado, el rebote queda dentro del área chica y Arriola, sólo y con Abraham tirado en el piso, remata con los ojos cerrados y la pelota que milagrosamente pega en el arquero Candombero, al que se le debe una estatua, y luego se estrella en el travesaño para definitivamente comprobar que si esa pelota no entró es porque hoy San Telmo debía quedarse en la B. Final, desahogo y delirio de jugadores y público santelmista.
Fue otro año de sufrimiento. El objetivo se cumplió, aunque durante esta temporada se han pasado varios sofocones. Tres directores técnicos mas uno interino pasaron para encarrilar este plantel que estuvo a punto de descender, pero que hoy, en base a humildad y sacrificio, festeja su permanencia en la categoría que se merece. Nadie tiene la fórmula para conocer cuales son los pasos a seguir de aquí en adelante, lo cierto es que hay tiempo para pensar y comenzar a trabajar en lo que se viene. Otra vez arrancamos desde abajo, y esa tiene que ser nuestra fortaleza: saber que corriendo desde atrás siempre conseguimos lo que queremos. Aunque, ¿Quien nos quita la ilusión de mirar hacia arriba? Todo es posible, más sabiendo que somos hinchas de SAN TELMO. Por ahora a festejar señores, el Telmo de los milagros se queda en la ''B''