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COMENTARIO:
La inyección de ánimo que brindaron los resultados del sábado nos había ilusionado con un San Telmo distinto, punzante, protagonista desde el inicio, pero el primer tiempo del Candombero fue más de lo mismo que viene demostrando en los últimos partidos, por momentos, apático.
Seguro defensivamente -a pesar del cambio de nombres por las lesiones y suspensiones-, que no es poco claro está, pero un mediocampo que en varios pasajes ve pasar la pelota de aquí para allá, sin presencia ni juego que le permita a Daolio generar sociedades para, en base a estas, hilvanar jugadas de riesgo.
La lesión de Dizeo a los 27´ siendo reemplazado por Rodríguez (priemra vez que no es titular), incidió en el posterior desarrollo, porque Daolio se retrasó unos metros y allí su juego se desvirtuó. Vigna se cerró innecesariamente; Gauto buscándole la vuelta a una posición en la que jamás había participado y entonces Temperley empezó a aprovechar la banda izquierda sabiendo utilizar en esa posición a Almada Flores quien inquietó un par de veces en esa primera etapa. Cierto es que de Temperley se esperaba mucho más, no porque tenga un plantel poderoso como otros años, pero su colchón de puntos y la "chapa" de ser uno de los grandes de la divisional hacían presagiar un planteo distinto. Fue pobre lo de la vista y así el primer tramo se fue sin pena ni gloria.

Otra vez como ante Español, San Telmo empezó mejor el complemento, como si recién allí se diera cuenta que tiene la obligación de ganar y en los primeros instantes produjo la jugada más clara del partido cuando Sergio Rodríguez aguantó muy bien la pelota, se llevó la marca y dejó en inmejorable posición a Hernán Vigna quien quedó sólo, mano a mano con Crivelli, y el volante de San Telmo equivocó el modo de definición, prácticamente obsequiándole el balón al arquero visitante. Una jugada que no se puede desperdiciar. Quizás ya somos reiterativos en este concepto, pero San Telmo genera poco y no convierte y de esta manera será muy difícil salir airosos en esta lucha.
Minutos después, una buena jugada que tuvo como protagonista principal a Nicolás Demaldé (la figura -ovacionado por buena parte del público-), quien trabó y ganó dos veces un balón sobre su sector, envió un centro preciso que Lenci conectó de cabeza y el balón salió apenas unos centímetros del palo de Crivelli. Una pena.

San Telmo dejó pasar ese momento. Desde el banco llegaron cambios que no gravitaron en absoluto (Ladogana y Larretchart a la cancha por Sever y Daolio -gran desazón de este último por la variante-) que no solamente no incidieron en favor del equipo, sino que a partir de allí fue Temperley el que salió de la mediocridad y se empezó a animar y en los últimos instantes del partido casi se lleva los tres puntos pero Patricio Abraham, una vez más, se convirtió en figura. Primero evitó la caída de su arco de una manera brillante estirándose hacia atrás y sacando un balón que parecía ingresar tras un cabezazo de López -luego de un desborde de Alliende-, tranquilamente podría considerarse la atajada del campeonato. Unos instantes después, en medio de un borbollón en la que Seevald no alcanzó a despejar con acierto, Abraham se jugó con todo su cuerpo cuando un jugador rival se aprestaba a rematar.

Y así se fue el partido. San Telmo hizo poco para ganar, y encima sobre el final casi se queda sin nada. Como cada fecha decimos, solo dentro de unas semanas se sabrá si estos pequeños puntitos tendrán valor. Hablamos de semanas, porque a esta historia le quedan muy pocos capítulos para revertirla (12 puntos en juego). San Telmo tendrá una gran final el próximo fin de semana ante Flandria y no existe otra posibilidad que ir a buscar la victoria.

Los fantasmas merodean seguido y es imposible no remitirse a las estadísticas que nos dicen que San Telmo hace años que no puede ganar un partido clave por el descenso. Esto es muy cierto, pero esta racha alguna vez se deberá cortar...
El próximo capítulo de esta tediosa historia con San Telmo peleando la permanencia en la "B", parece, a esta altura, determinante para nuestras aspiraciones. Imploramos que los jugadores -a los que nada le falta- y el cuerpo técnico -al que se le cumple a rajatabla todo lo que pide- estén a la altura de las circunstancias.

Agradecemos los conceptos vertidos por nuestro compañero Patricio Wall.